lunes, 15 de agosto de 2011

el porqué

...hay ocasos y ocasos. El de cada día, además de encandilarte con el sol que se oculta tras los pinos para finalmente desaparecer, te hace pensar en que  sí te tomaste por la mañana la pastilla de la tensión pero que sin embargo olvidaste, una vez mas, llamar a Maribel y pedirle hora para que te arregle estos dichosos callos que te destrozan los pies. De mañana no pasa, lo mismo que la pipeta de Pako, que hay muchos matorrales por aquí y muchos bichejos ansiosos de anidar en las orejotas de mi perro.
 El otro ocaso es el de la vida. Cuando más que con planes de futuro se te llena la cabeza con recuerdos del pasado. ¿Pero es ese mi caso? pues no lo sé. Recien cumplidos mis quatre-vingt-deux, que dirían los franceses, claro que me viene el pensamiento del pasado que, dicho sea de paso, ha sido aceptablemente satisfactorio, pero me ocupan mucho más tiempo las dichosas máscaras de capa, los mapas de bits y los frames del Photoshop y del Flash4 que el repaso a lo que fue o pudo haber sido. ¿Por qué dirán los franceses cuatro veintes siendo tán fácil el ochenta? vaya Ud. a saber...
   

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