No es el frío de Teruel con temperaturas -0º durante el día, pero ya han desaparecido los días templados de noviembre; a media mañana y con buen sol en mi terraza el termómetro marca 10º, y eso es bastante frío. Seguro que durante la noche baja mucho más.
En el jardín se nota el cambio. La verdolaga, el laurel y otras plantas de temporada no han soportado el frío.

El ficus y demás arbustos de hoja perenne soportan bien el cambio.
La poda de las palmeras ha dado realce al cactus Pitahaya, que está en pleno apogeo,encaramado en su palmera,esperado el verano para florecer. Es planta de origen tropical, pero el frío no le afecta.

También ha llegado el invierno para los peces Koi del lago. Apenas una docena salen ahora a la superficie pidiendo comida. El resto se ocultan entre las piedras para su temporada de hibernación: la bajada de la temperatura del agua, aunque sea poca, y la disminución de las horas de luz les reducen el ritmo metabólico.
Pero siempre queda en el jardín un rincón resguardado para plantas apropiadas a la temporada fría. Ciclámen, calanchoe y croton, son plantas de invierno.
El paseo solitario, el mar rizado y gris. Ha llegado el invierno.
El cielo en las noches de invierno

Dice la Wiquipedia, que por lo visto lo sabe todo, que a mediados de diciembre es cuando mejor se ve la constelación Orión. Yo la veo todas las noches, situada al otro lado del mar como a 100º Este y con altitud que no obliga a martirizarte las cervicales doblando el cuello hacia atrás. El problema es que no la veo como la han retratado los del Observatorio de Phoenix en Arizona. La mía tiene las tres estrellas del cinturón perpendiculares al horizonte y en la foto americana están en posición oblicua. Además por mucha imaginación que le echo no consigo ver por ningún lado al Orión cazador.